miércoles, 23 de marzo de 2016

Los zapatos de Job: capitulo 13

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El tema del sufrimiento es un tema universal que acompaña al hombre durante toda su existencia[1]. El “sufrimiento” parece ser particularmente esencial a la naturaleza del hombre. Ello es tan profundo como el hombre, precisamente porque manifiesta a su manera la profundidad propia del hombre y de algún modo la supera. El sufrimiento parece pertenecer a la trascendencia del hombre; es uno de esos puntos en los que el hombre está en cierto sentido “destinado” a superarse a sí mismo, y de manera misteriosa es llamado a hacerlo. El sufrimiento humano suscita compasión, suscita también respeto, y a su manera atemoriza.
El sufrimiento es algo todavía más amplio que la enfermedad. El sufrimiento físico se da cuando de cualquier manera “duele el cuerpo”, mientras que el sufrimiento moral es “dolor del alma”, como el peligro de muerte, la muerte de los propios hijos, y especialmente la muerte del hijo primogénito y único. También la falta de prole, la nostalgia de la patria, la persecución y hostilidad del ambiente, el escarnio y la irrisión hacia quien sufre, la soledad y el abandono. Y otros más, como el remordimiento de conciencia, la dificultad en comprender por qué los malos prosperan y los justos sufren, la infidelidad e ingratitud por parte de amigos y vecinos. No se puede negar que los sufrimientos morales tienen también una parte “física” o somática, y que con frecuencia se reflejan en el estado general del organismo.
Aparece inevitablemente la pregunta: ¿por qué? También relacionado con la experiencia del mal, como ligado a la experiencia del sufrimiento. Ambas preguntas son difíciles cuando las hace el hombre al hombre, los hombres a los hombres, como también cuando el hombre las hace a Dios. En efecto, el hombre no hace esta pregunta al mundo, aunque muchas veces el sufrimiento provenga de él, sino que la hace a Dios como Creador y Señor del mundo. El hombre puede dirigir tal pregunta a Dios con toda la conmoción de su corazón y con la mente llena de asombro y de inquietud; Dios espera la pregunta y la escucha, como en el libro de Job.
El libro de Job pone de modo perspicaz el “por qué” del sufrimiento; muestra también que éste alcanza al inocente, pero no da todavía la solución al problema. El sentido del sufrimiento, es siempre un misterio. Misterio que se resuelve, de manera histórica y teológica, en el misterio del Hijo del hombre en la Cruz. Y eso lleva a mirar el misterio del hombre que se resuelve en Cristo para comprender el sentido del sufrimiento.



[1] Cfr. Carta Apostólica, Salvifici Dolores, del Papa Juan Pablo II, sobre el sentido cristiano del sufrimiento humano.

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