miércoles, 23 de marzo de 2016

Los zapatos de Job: capitulo 6

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         La noticia era lo que era. Las esperanzas volvían a relucir, aunque sin negar para nada los temores. Volvía a aparecer la idea de la historia. Y volvía a confirmarse, que la historia no es lineal, sino accidentalmente lineal, o caprichosamente lineal. Porque caprichoso y accidental, podría ser la misma realidad. Lo importante es no perder el hilo de la línea. Ni del hilo anterior. Ni mucho menos el del hilo posterior, sino en continuidad. Graficado sería:
 




        
                            hilo anterior         hilo posterior
                                     

         Las subidas en la línea graficada significan los momentos positivos y llenos de alegría que tiene la historia. En esas subidas podríamos incluir las ilusiones que nos hace o que nos hacemos ante cualquier eventualidad. Nos llenamos de ilusiones y nos da entusiasmo para continuar; pero, enseguida nos viene la bajada de la misma línea, porque las cosas no resultan como esperábamos, y chupulún, la bajada. Pero lo importante es que el hilo no se rompa. Se sube; se cae. Pero el hilo se mantiene, haciendo una conexión perfectamente accidental o caprichosa con el hilo anterior y con el hilo posterior. Maravilloso que así sea. Y así tiene que ser. Que no se rompa, porque significa que estamos siendo fieles a nuestra historia. Y eso en cualquier circunstancia de la vida, no solo de salud.
         Y esa es la vida. Y esa es la historia.
         Ahora graficado en una supuesta ruptura del sentido de la historia, sería de la siguiente manera:

        




Es el mismo gráfico, pero hay una ruptura en la línea tanto que sube, o en la que baja. Y si se rompe el hilo, ya sea del lado que sea, se nos pierde el sentido de la historia. No habrá conexión y no tendremos de donde asirnos o agarrarnos. Se nos pierde la continuidad. Las dos líneas son necesarias e indispensables. La línea de la que se viene atado, y la línea a la que se continúa atado. Soltarse, por rompimiento, es simplemente catastrófico. La historia continúa, a pesar del bajón que no se esperaba, o a pesar de la subida que nos ilusiona y nos llena de esperanzas. Perder la experiencia de la conexión, de atrás y hacia delante, en continuidad, es enloquecer; es decir, es perder el sentido de la historia, ya por ilusión, ya por desilusión. Ni demasiado optimismo exacerbante, ni demasiado pesimismo desilusionante. Los dos en su justa medida. La esperanza por sobre todas las cosas, porque es lo que alienta a continuar; y la amargura de la desilusión, que es lo que nos lleva a poner los pies en la tierra, para volver a subir a la línea que continúa en su trayectoria lineal. Pero en su trayectoria caprichosa o accidentalmente lineal, o con los accidentes o los caprichos del sube y baja, pero en continuidad.
La empresa del libro titulado “Los zapatos de Job” rondaba la realidad. Y al comenzar a re-leer el libro de Job para poder hacer tangible y en un hecho, el enfermo y el del teléfono, encontró la respuesta que la persona le había requerido sobre lo que había dicho Job a su mujer:Entonces su mujer le dijo: « ¿Todavía perseveras en tu entereza? ¡Maldice a Dios y muérete!» Pero él le dijo: «Hablas como una estúpida cualquiera. Si aceptamos de Dios el bien, ¿no aceptaremos el mal?» En todo esto no pecó Job con sus labios” (Job 2, 9-10).

Y cuando tuvo la oportunidad escribió a su amigo y transcribió en mensaje de texto de celular la cita del libro de Job 2, 9-10.

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