9
Había una vez en el país de Us un hombre llamado Job: hombre
cabal, recto, que temía a Dios y se apartaba del mal.
Le habían nacido siete hijos y tres hijas.
Tenía también 7.000 ovejas, 3.000 camellos, quinientas yuntas de
bueyes, quinientas asnas y una servidumbre muy numerosa. Este hombre era, pues,
el más grande de todos los hijos de Oriente.
Solían sus hijos celebrar banquetes en casa de cada uno de ellos,
por turno, e invitaban también a sus tres hermanas a comer y beber con ellos.
Al terminar los días de estos convites, Job les mandaba a llamar
para purificarlos; luego se levantaba de madrugada y ofrecía holocaustos por
cada uno de ellos. Porque se decía: «Acaso mis hijos hayan pecado y maldecido a
Dios en su corazón.» Así hacía Job siempre.
El día que los Hijos de Dios venían a presentarse ante Yahveh,
vino también entre ellos el Satán.
Yahveh dijo al Satán: « ¿De dónde vienes?» El Satán respondió a
Yahveh: «De recorrer la tierra y pasearme por ella.»
Y Yahveh dijo al Satán: « ¿No te has fijado en mi siervo Job? ¡No
hay nadie como él en la tierra; es un hombre cabal, recto, que teme a Dios y se
aparta del mal!»
Respondió el Satán a Yahveh: «Es que Job teme a Dios de balde?
¿No has levantado tú una valla en torno a él, a su casa y a todas
sus posesiones? Has bendecido la obra de sus manos y sus rebaños hormiguean por
el país.
Pero extiende tu mano y toca todos sus bienes; ¡verás si no te
maldice a la cara!»
Dijo Yahveh al Satán: «Ahí tienes todos sus bienes en tus manos.
Cuida sólo de no poner tu mano en él.» Y el Satán salió de la presencia de
Yahveh.
El día en que sus hijos y sus hijas estaban comiendo y bebiendo
vino en casa del hermano mayor, vino un mensajero donde Job y le dijo: «Tus
bueyes estaban arando y las asnas pastando cerca de ellos; de pronto
irrumpieron los sabeos y se los llevaron, y a los criados los pasaron a
cuchillo. Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.»
Todavía estaba éste hablando, cuando llegó otro que dijo: «Cayó
del cielo el fuego de Dios, que quemó las ovejas y pastores hasta consumirlos.
Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.»
Aún estaba hablando éste, cuando llegó otro que dijo: «Los
caldeos, divididos en tres cuadrillas, se lanzaron sobre los camellos, se los
llevaron, y a los criados los pasaron a cuchillo. Sólo yo pude escapar para
traerte la noticia.»
Todavía estaba éste hablando, cuando llegó otro que dijo: «Tus
hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo en casa del hermano mayor. De
pronto sopló un fuerte viento del lado del desierto y sacudió las cuatro
esquinas de la casa; y ésta se desplomó sobre los jóvenes, que perecieron. Sólo
yo pude escapar para traerte la noticia.»
Entonces Job se levantó, rasgó su manto, se rapó la cabeza, y
postrado en tierra, dijo: «Desnudo salí del seno de mi madre, desnudo allá
retornaré. Yahveh dio, Yahveh quitó: ¡Sea bendito el nombre de Yahveh!»
En todo esto no pecó Job, ni profirió la menor insensatez contra
Dios.
Así comienza el libro de Job. Apenas es
el primer capítulo del libro. Es de mucha importancia la lectura de todo el
libro completo. Es básico.
Es importante, sin embargo, recordar
algunas cosas útiles para la lectura completa del libro:
1
Es un cuento… Como el
equivalente a “Érase una vez….”
2
El autor no esta narrando
la conversación entre El Satán y Dios, porque el autor no estaba en ese
momento, en caso de que se hubiese dado el pacto entre los dos. No es un
historiador.
3
El autor se inventa un
trato entre Dios y El Satán.
4
Ese trato, o pacto, o
negociación es un recurso literario. Es un invento, una excusa, un medio, una
manera.
5
Como todo cuento, tiene
una moraleja, o una enseñanza. Por eso hay que leer todo el libro, o en como en
el caso de una película de ciencia ficción, hay que verla toda, de principio a
fin.
6
El autor (o autores) tiene
clara una idea, que es la que quiere plasmar en su recurso o cuento. También
tiene otra idea, que es la que quiere refutar o llevarle la contraria. En ese
sentido, es como una tesis, con enunciado, con método, contenido y desarrollo,
y al final con una conclusión, con la misma fórmula de cuento como comenzó.
7
Tiene un principio feliz,
un desarrollo desafortunado, y un final feliz. Porque es un cuento.
8
No hay que creer lo que el
libro dice. Lo que el libro dice es para reflexionarlo, para pensarlo, para
profundizarlo, para asumirlo como postura ante la vida. Precisamente, porque es
una presentación teológica profunda.
9
Lo que se cuenta es
invención. Lo que interesa es la idea de fondo, que es lo más importante. Es
una reflexión, una crítica.
Sería de mucha utilidad, antes de continuar con la lectura de este
libro, que abriera su Biblia y buscara el libro de Job. Y si comienza a leerlo,
sería todavía muchísimo mejor. Le va a sacar mucho provecho personal, si lo
hace. Pero, léalo como se lee un libro de cuentos. Anote, si es posible,
algunas ideas, o todas las ideas que le llamen la atención. Deténgase en las
partes que le impresionen, pero no se estanque en ellas. Vuelva a leer las
partes que le impresionan y continúe. La idea es que pueda leer todo el libro
completo. Si lo hace, ya ha ganado bastante. Y después, si quiere, continúe con
la lectura de este libro, para ver qué cosas nuevas está descubriendo. Sobre
todo, déjese sorprender, tanto con el la lectura del libro de Job,
directamente, como con este que está leyendo.
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