miércoles, 23 de marzo de 2016

Los zapatos de Job: capitulo 36

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El grupo de los tres había vuelto a Caracas. Volvía a repetir la rutina de estudios médicos… Nada nuevo bajo el sol. Nada había cambiado. El ascensor subía. Bajaba. Todo igual, como la realidad de la enfermedad. No había nada qué hacer. El transplante autólogo no se podía aplicar. Y el de un donante, se veía muy complicado… Imposible. Nada que hacer…
-- ¡Sólo Dios es el que sabe! – apuntó uno de los tres, como para encontrar consuelo al desconsuelo de la realidad de entonces.
-- ¡Pero, el problema es que nadie sabe lo que Dios sabe! – señaló la misma persona que había dicho lo anterior…
-- ¡Y, ni para preguntarle! – Porque no contesta…


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